Cuando el diente natural tiene su corona anatómica destruida pero aún conserva a raíz, puede que esta esté preparada para soportar una corona artificial.
Esta corona puede estar hecha de una sola pieza: corona Richmond. De esta forma, en la raíz se deja un conducto por el cual irá una espiga que en su parte exterior se unirá con la corona.
Originalmente Richmond, en 1880, ideó la corona-perno constituida por tres elementos: el perno intrarradicular, el respaldo metálico y la faceta cerámica. Sin embargo, hoy en día se pueden hacer con varias posibilidades: fibra de vidrio, cerámicas de alta calidad, zirconio, etc.